La pasión por los “fierros” comienza la mayor parte de las veces en la niñez, como es el caso de Sigfrido Rodríguez (18 años, estudiante), quien a diferencia de otros que se encandilan por automóviles 0 kilómetros, él ya siente una profunda ligazón con su Austin Mini City 1980, el mismo que lo transportó a su primer día en el colegio y que hoy en día él conduce.
Radicado actualmente en Valdivia pero proveniente de Santiago, nos cuenta que el auto “era de mis papás, que lo compraron el año 1993 y siempre estuvo presente en mi casa, en mi familia. Pasó el tiempo y de mi Papá pasó a ser mío”, enfatiza con orgullo.
“La afición a los motores viene de muy chico, incluso diría desde que tengo recuerdos. Mi Papá arreglaba los autos de la casa entre estos este mismo Mini y yo estaba ahí, “echando un ojo”. Como mi Papá siempre tuvo de uso diario este auto conocí muchos talleres en Santiago de Mini, entonces siempre estuve relacionado a este auto y a los autos antiguos”, rememora Sigfrido.
Original y operativo
La gran particularidad de esta unidad es su originalidad, partiendo por la planta motriz de 850 cc que está completamente estándar, al igual que el interior, con los característicos relojes de tablero pulcros y operativos, al igual que tapicería y manillas.
“No es mucho lo que se ha tenido que hacer, el gran desafío ha sido mantener la originalidad y tratar de rescatar las piezas originales”, afirma Rodríguez con razón, ya que muchas refacciones para el modelo que este año celebra su sexagésimo aniversario ya no se encuentran en el mercado local, debiendo por tanto recurrirse al comercio online con tiendas especializadas de Gran Bretaña.
El Mini está totalmente operativo, con un ajuste de motor realizado hace muchos años. Hace poco se le realizó mantención al carburador así como se instalaron motor de partida y distribuidor nuevos. El sistema eléctrico se renovó también. “Es un auto que está funcionando muy bien a pesar de los años”, ratifica Sigfrido.
Si, no…bueno ya
Hace un par de años se mudaron al sur y por tanto debieron trasladar el Mini. Hacía un año que no se le daba partida y para tal efecto cargaron batería y comprobaron su funcionamiento. Al otro día no fue todo tan fácil: “A las cinco de la mañana había que partir para Valdivia, sin saber si íbamos a llegar. Salimos de Talagante, justo íbamos entrando a la 5 Sur y el auto se detiene. No partía. Mi Papá dijo hasta acá llegamos y a dedo volvió a Talagante para ir a buscar la camioneta para tirar el Mini (al punto de partida). Yo me quedé con el auto.
Ahí cambió el panorama, ya que estando solo con el auto Sigfrido aprovechó de cambiar bujías, platino y condensador. “Se me ocurre hacerlo partir con ahogador y con acelerador a fondo. Y partió! Tomó temperatura, mi Papá llegó en la camioneta y me pregunta ¿te atreves? Si. Mi Papá se devolvió con la camioneta, volvió y partimos a Valdivia como a las 3 de la tarde. A las 6 de la tarde pasamos Chillán, a eso de las 9 o 10 ya estábamos en Temuco. A las 12 volvimos a la carretera y llegamos a la 4 de la mañana. El auto llegó sin ningún problema”.
¿Lo venderías?
Me han preguntado varias veces, de hecho me hablan por las redes sociales. A veces me han ofrecido permutar por otro auto antiguo y no, la verdad es que no, ese auto tiene una tradición familiar, así es que ese auto yo no lo vendo por nada.
En diciembre podrás encontrar una amplia gama de vehículos eléctricos para niños en nuestra Tienda Virtual.
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Nota para ClassicCars por José Francisco Valenzuela.
Fotografías por Sigfrido Rodriguez.
Edición por Javier Fernández G.
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