Historias de Autos: Chevrolet C10 Silverado 1975, la estadounidense que conquistó a padre e hijo con el sonido de su V8

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Con tan solo escucharle el motor a lo lejos, Alejandro Kitzing (58 años, Constructor Civil y Sebastián Kitzing (25 años, estudiante de Ingeniería Civil Industrial), padre e hijo, ya supieron que la Chevrolet C10 Silverado 1975 que estaba en venta y se acercaba velozmente a ellos para que la revisaran era el proyecto que por bastante tiempo estaban buscando materializar, uno que además les permitió reforzar sus lazos familiares.

 

 

“Cuando la vimos, con solo una mirada le hicimos saber a Rodrigo Val, quien nos ayudó a conseguirla, que iba a ser nuestra. Le dimos una vuelta a la manzana y cuando volvimos, los papeles ya estaban listos. Nos fuimos y durante las próximas horas llegaron varias personas más a comprarla y no podían creer que estaba vendida ya”, recuerda Sebastián de aquel 4 de abril del año 2015.

 

 

Como salida de la planta Chevrolet

 

“Estaba realmente como nueva, no tenía ningún detalle. Para darle más seguridad y confianza, en RVal además de hacer un chequeo y mantención completa, se le realizó un ajuste al motor y reparaciones al radiador”, rememora Kitzing hijo, quien además afirma que “el 2019 decidimos que había que darle una manito de gato ya que apareció óxido del tamaño de una moneda de 100 pesos antigua en la esquina inferior de la puerta del piloto. No se veía óxido en ningún otro lugar”.

 

 

En ese momento decidieron cambiar las molduras cromadas por unas nuevas y las llantas porque las que tenía no coincidían con el listado de partes pegado en la guantera (equipa un juego de Rally Wheels). “Así la queríamos, fiel a como salió de la fábrica en Baltimore. El filtro de aire es lo único que no coincide, porque no he encontrado el original”, enfatiza Sebastián.

 

 

La camioneta color Crimson Red con franja y techo blanco dotada del sempiterno motor V8 350 CID que eroga 145 hp tiene una caja de velocidades Turbo Hydramatic con palanca selectora al volante y aire acondicionado de fábrica. Para ser un vehículo con más de cuatro décadas se encuentra en excelente estado de conservación, lo cual habla muy bien de sus dueños anteriores y de,los elevados estándares de fabricación usados en General Motors.

 

 

Génesis

 

 

1975 es el primer año en que se ocupa la denominación Silverado para las versiones de lujo de la serie C y K de las pick up Chevrolet, la fábrica que ha estado produciendo este tipo de vehículos de trabajo que tanta conexión tienen con la idiosincrasia estadounidense desde 1924.

La C10 fue lanzada al mercado en 1960 para competir con la Dodge D Series y la superventas Ford F100. La denominación C alude a la tracción en dos ruedas y la K a la tracción doble. Con varias generaciones (Primera, de 1960-1966; Segunda, de 1967 a 1972; Tercera, de 1973 a 1987 y  Cuarta, de 1987 a 2002) la pick up Chevrolet logró hacerse con una parte importante del mercado mundial a lo largo de los años.

 

En Chile hay una relación especial con la C10, por cuanto fue ensamblada en el país por largos años dando muestras de gran durabilidad, quedando muchas aún en funcionamiento con cuarenta y más años a cuestas. El tradicional motor 6 en línea que mayormente las equipaba es tal vez una de las plantas motrices más confiables que se haya construido, y el V8 una planta motriz que le daba aún más torque a este vehículo de trabajo. La publicidad de los años ´70 hacía alusión a ella  como “La Campeona”.

Para el inicio del milenio la denominación C/K fue sustituida en Chevrolet por el nombre dado a la gama de lujo, Silverado. A contar de la tercera generación GM ya había hecho lo mismo pasando a denominarse la serie sólo Sierra.

 

En 1975, año de fabricación de la camioneta objeto de esta nota, las opciones de pickup disponibles eran la Fleetside y la Stepside; cuatro niveles de acabado (con las denominaciones Scottsdale, Cheyenne y Silverado) y dos diferentes medidas de chasis. En cuanto a la motorización la base era el 6L 250 CID, el V8 350 CID y el V8 454. Un total de 750.000 pickups Chevrolet y GM fueron fabricadas ese año.

 

Silverado como sinónimo de disfrutar

 

 

Durante algunos meses del año 2016 Sebastián Kitzing la usó a diario para desplazarse. Asimismo disfruta de los paseos en ella. “Camino a Farellones es un lindo trayecto que se puede hacer fuera de la temporada de invierno. Las curvas son más entretenidas que un camino recto y el contacto con la naturaleza es increíble. El paseo es más especial cuando tienes la suerte de ver cóndores. La última vez nos estacionamos y un zorrito se acercó a mirar la camioneta, fue un momento espectacular”. La naturaleza es sabia dirían en Chevrolet.

 

 

“Lo mejor de estos paseos, incluso las salidas a llenar el estanque, es la sensación y conexión que tengo con la camioneta, no ha habido otro auto que provoque lo mismo”, afirma con absoluta convicción Kitzing.

 

 

 ¿Qué es lo que más te gusta de ella?

 

Todo. ¿Puedo responder eso? (Risas). La tercera generación de las C10 es la que más me gusta, seguida por la segunda generación. Además de sumarle el hecho de que sea la primera generación de Silverado le da un toque que no me puedo sacar de la cabeza. La verdad desde que le das partida y enciende “al toque” y empieza ese ronroneo característico de los V8, el cual hace que la radio adentro tenga que ir apagada porque ya vas escuchando una tremenda sinfonía. El andar es una cosa que solo llegas a entender si la manejas, no podrías dimensionar lo suave y cómoda que es de andar y manejar. Por eso digo, todo lo que más me gusta es la camioneta entera.

 

 

 

¿La venderían?

 

Me han ofrecido comprarla varias veces, sería como vender un miembro de la familia. ¿Vendería a mi hermano? No. Mi Papá nos vendería a todos (Risas). Ya más serio Sebastián Kitzing afirma que “con mi Papá nos unimos mucho más gracias a la C10, pensar en mil proyectos, qué idea tiene cada uno, discutir porqué uno la quiere levantar, el otro la quiere bajar. Pero al final decidimos que lo mejor era mantenerla original y disfrutarla como es”.

 

 

Nota para ClassicCars por José Francisco Valenzuela.

Fotografías Sebastián Tala – Lukas Montaldo A.

Edición por Javier Fernández G.


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