Nombrar a Clint Eastwood (1930) trae en forma instantánea a la mente una serie de personajes rudos que interpretó en la pantalla grande, como “Harry el Sucio”, o los papeles protagónicos en varios “Spaghetti Western” de los años ´60. Una faceta menos conocida del actor y director de cine activo hasta la actualidad es su pasión por los automóviles, idilio que comenzó a fines de los años ´40.
Hot Rod no; Healey, si
“Cuando eres más joven te gustan los autos con mucho “flash”, convertibles, ese tipo de cosas, pero cuando eres más viejo te gustan los autos con mucho acero alrededor”, confidenció el actor a una revista hace algunos años, cuando utilizaba una camioneta GMC Typhoon para su uso diario. Sin embargo, su pasión se remonta a la época de la génesis de los hot rod, con un Ford T Bucket, uno de los autos que siempre quiso tener pero que nunca pudo adquirir. Recién iniciado en el cine, pasaron varios años antes que tuviera su propio auto, un Austin Healey 100, como quedó inmortalizado junto a su primera esposa.
Conforme pasaron los años y su carrera se afianzó, vino otro modelo a su garage: un Jaguar XK 150 Roadster. Dotado de una planta motriz de 3.4 litros, tenía una potencia de 250 hp y velocidad máxima de 212 km/h. Clint ya era famoso en los ´60 y podía darse estos lujos.
Spaghetti Western y Caballino Rampante
A fines de la misma década comenzó su estrecha relación con los Ferrari. El año ´66, la productora Polar del director de cine Sergio Leone (“El Bueno, El Malo y El Feo”) le obsequió un Ferrari 275 GTB, considerado por Motor Trend Classic como el top 3 de los 10 mejores Ferrari de todos los tiempos, merced a su motor V12 de 3.3 litros que erogaba de 280 a 300 hp. Con los años tuvo otros dos más de la casa de Maranello: un 365 GTB/4 y un 308 GTB.
Como buen aficionado a los autos, sus gustos eran variados, ya que también fue poseedor de un Morris Mini Countryman y de un Pontiac Transam Special Edition 1977, el “Bandido”.
En la pantalla grande Eastwood condujo varios modelos: del Lincoln K Series V12 de “Honkytonk Man”, pasando por la camioneta Chevrolet 3100 1955 de “Every Wich Way But Loose”, hasta el Cadillac rosado de la película homónima y el Ford Galaxie 500 1968 de “Harry el Sucio” en 1971.
Gran Torino
Sin embargo, hubo un auto en particular que concentró todo su interés para realizar la película de 2008 Gran Torino, historia basada en el modelo 1972 de la Ford propiedad del malhumorado conservador estadounidense Walt Kowalski, ex trabajador de la planta Ford en Detroit. La unidad que utilizaron los estudios para la realización del filme fue comprada por EBay, tras lo cual se le realizaron mejoras para que luciera espléndido.
En la película el personaje de Eastwood muere, pero en la vida real el actor le compró a su empleador el automóvil con motor V8, un genuino representante de la fascinación estadounidense por las cuatro ruedas, la misma que hasta hoy tiene el rudo de Clint.
Para ClassicCars por José Francisco Valenzuela
Edición por Javier Fernández G.
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