Una obligatoria pausa en la aventura que los ha llevado a recorrer hasta ahora más de 150.000 kilómetros a bordo de su Combi brasileña de 1993 apodada “Lola” efectúan en la ciudad de Puerto Montt Mónica Valdivieso y Jaime Grajales, una pareja de fotógrafos colombianos que inició el recorrido hace más de dos años y 10 meses en la ciudad de Pereira.
Aficionados a recorrer sus tierras cafetaleras en moto, especialmente en una Vespa, poco a poco fueron concibiendo la idea. “Empezamos a descubrir el mundo de los viajeros, a conocer muchos de diferentes nacionalidades, especialmente argentinos y en ese ir y venir de intercambiar experiencias nos fueron sembrando esta idea de recorrer Sudamérica”, afirma Jaime.
Mónica prosigue recordando que “siempre volvíamos con la idea de querer recorrer Sudamérica hasta que un día cambiamos el plan de la moto (Vespa) por las comodidades y por las situaciones de salud. Decidimos (comprar) un auto y cuando estuvimos investigando encontramos que la Combi era como el auto ideal para hacer este viaje y para acondicionarlo como casa”. La mecánica sencilla y su look vintage terminaron por convencerlos en que el viaje debía ser en una Volkswagen.
El itinerario
“Salimos del centro del país, de Pereira, y viajamos hasta lo más norte que hay en Sudamérica que se llama Punta Gallinas. Recorrimos Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina hasta que llegamos a Ushuaia. Luego entramos a Chile hasta Punta Arenas. Por esta zona de Magallanes recorrimos Las Torres del Paine, Puerto Natales, volvimos a Argentina a conocer parte de la ruta 40, Calafate, Perito Moreno, toda esa zona de la Patagonia”, nos cuenta Mónica.
“A la altura de Chile Chico entramos a Chile para recorrer parte de la Carretera Austral que no la recorrimos toda, solo 800 kilómetros yendo hasta el norte y llegamos a Futaleufú. Ahí volvimos a entrar a la Ruta 40 en Argentina y fuimos hasta la altura de Mendoza. Decidimos que queríamos conocer más de Chile más. Hemos hecho esto durante estos 3 últimos meses y medio desde Los Andes por toda la ruta del mar y de la fruta hasta llegar a Chiloé”, finaliza la fotógrafa para referirse a la ruta efectuada hasta ahora.
Lola enferma
Sobreexigida, “Lola” ha sufrido desperfectos de diverso tipo en varios lugares distintos. “Fundimos el motor en Perú y la llegada del mecánico fue una odisea de tres días. Después la reparación fue de un mes. Con el tiempo, paciencia y ganas se superó. En Mendoza se nos rompieron las culatas y en el momento de esperar el repuesto nos tocó una ola polar con temperaturas de menos 16 grados”, recuerda Jaime.
En medio de la carretera, en la noche, solos, con el viento gélido, comenzaron a sentir gritos de lo que podría ser un niño. Mónica salió de la Combi a gritar “aquí estamos, aquí estamos”. Resultó ser un chivo quejándose a la vera del camino.
Los otros desperfectos mecánicos anotados en la bitácora del viaje son rodamientos en Ecuador; cambio de carburador en Argentina, donde además dos veces hubo rotura de las culatas y arreglo del tren delantero en nuestro país. Todo eso hasta llegar al desperfecto mayor que los tiene varados en Chile.
Jaime afirma que la dañada Lola fue mostrando fatiga extrema en la Isla Grande de Chiloé: “Había pérdida de aceite por el retén del volante. Estaba sin fuerza y se apunaba en las pendientes”. Luego no quiso más.
Varados
Al desarmar el motor, el diagnóstico determinó que había ovalación de las camisas y pérdida de aceite por los anillos, lo que ocasionaba que se mojaran las culatas y las bujías. Jaime afirma que “era necesario cambiar el kit de motor. Al ir desarmando esa parte fuimos encontrando pernos que aprietan el block que estaban rodados o que no estaban bien sujetos, entonces decidimos abrir todo el motor. Había juego en los bujes de las bielas, los metales de bancada estaban desgastados y juego en una guía de válvulas”.
Varados en Puerto Montt a causa del motor desarmado, se sumó a su vez el cierre de fronteras nacionales para extranjeros decretado por la emergencia del coronavirus. Para subsistir se dedican a la venta de postales y artesanía en los lugares en los que se establecen, actividad que dada la contingencia actual no han podido efectuar. Están “bajoneados”, pero no derrotados.
Los tres (en la última fase del viaje se sumó la gata Amarilla), pretenden seguir con el sueño de seguir recorriendo lugares. A la hora de calificar el viaje, Mónica sentencia que ha sido “una montaña de emociones. Nunca nos hemos visto vulnerados. Los mejores momentos son con las personas que hemos conocido. Hay personas muy buenas que te pueden ayudar en cualquier momento”, como el dueño de la casa en Puerto Montt donde están albergados.
Confiados en superar esta pausa el plan explicado por Jaime es “cruzar a Argentina, queremos hacer Uruguay, sur de Brasil, Paraguay. Después haríamos otra vez sur de Brasil y ahí si ya estamos sin horizonte porque ese es un país muy grande y siempre estamos limitados por el tiempo de visado que hay. Luego Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y haríamos un pare breve para continuar hacia el norte, la idea es llegar hasta Alaska”. Varados pero con la fe intacta.
Nota para ClassicCars por José Francisco Valenzuela.
Fotografías y video a35mmporhora
Edición por Javier Fernández G.
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